Todas las noches salgo a ver la luna, bueno eso era antes, por que fue una noche como cualquier otra en la que al mirar de lado pude ver una estrella entre las densas nubes y otros gases, una estrella que me ilumino, que grito con desespero ¡cuentame un cuento! tuve miedo y no lo hice, me fui a dormir pensando en la idea de escribir un cuento, al levantarme tenia algo en la cabeza que quería salir, tome un viejo cuaderno lleno de garabatos y comencé con una serie de lineas o mejor dicho letras, letras que se convirtieron en palabras y juntas formaron un bello cuento, un cuento sin final, espere a que la noche me alcanzara pensando en mi final y nuevamente vi a mi estrella, ¡cuentame un cuento! me dijo otra vez, solo pude sonreír mostrando mi positiva respuesta y comencé a leer lo que tenia en ese triste y delgado cuaderno, las estrella solo parpadeaba, y justo cuando termine lo que tenia la estrella me exigió el final del cuento, cosa que no pude darle, mi estrella se enojo y yo me enoje también.
Después de esa noche ella no me dirige la palabra, yo no puedo terminar mis historias, no puedo pensar en el final, y a pesar de todo eso quiero ser un escritor, los que conocen mis historias me piden el final, y yo sigo preguntándome ¿por que quieren que acabe?
Los finales son tristes, aburridos y a muchas personas no les gusta el final, no importa cuan buena sea la historia, si su final es malo, tu obra es mala.
Saben, creo que ya no quiero ser escritor, de todas formas no me gusta escribir, bueno no me gusta mucho escribir, ¡no! miento yo nací para ser un escritor, pero por que nadie entiende que el final puede ser el que uno quiera...